Ignorar la realidad no es el camino

Por Lisandro Herrera

28/5/22- Hace unas horas, quedó claro que, para una parte del frente de todos, hay cosas de las cuales está prohibido hablar, o bien, existen ciertas cuestiones que le generan algún tipo de incomodidad, especialmente a aquellos que terminaron abrazando al Massimo y hoy ocupan lugares de representatividad en nuestra ciudad.

En el Acto del 25 de mayo, el Intendente dio un mensaje reflexionando sobre la libertad y su verdadero significado en nuestros tiempos, expuso su preocupación por la situación argentina, y en un momento propuso interpelarnos a nosotros mismos sobre la situación en la que estamos viviendo, refiriéndose a la crisis educativa. Esto pareció molestar y enseguida saltaron de su trinchera al grito de guerra, argumentando descalificaciones y ataque personal, lo que lamentablemente es algo que demuestra intolerancia.

Manipulaciones políticas, oportunistas, de este tipo, ya las advertimos en diferentes momentos, y algunas de ellas son recurrentes cuando aflora la impotencia que genera el fracaso. Reaccionan a temas que nunca se hicieron cargo, y para colmo, quieren poner en cabeza ajena, problemáticas no resueltas, intentando colocar a nuestro espacio como enemigo de los trabajadores de la educación.

 Afortunadamente hay un sector en la vida política argentina, que sí quiere hablar y debatir. En este sentido estoy convencido que hay que dar esa discusión. Involucrarnos y dar el debate cada uno desde nuestro lugar, exigiendo las reformas o transformaciones que creemos necesarias, de abajo para arriba, de manera constructiva, y no con descalificaciones.

Conozco del esfuerzo de la gran mayoría de los docentes, porque pese a las condiciones actuales que presenta el sistema, realizan una tarea enorme al enseñar, contener y acompañar a nuestros niños y jóvenes, en tanto todos sabemos que la escuela es una herramienta social, esencial, que nos educa sobre valores humanos, haciéndonos mejores personas.

Yendo a los duros números de la realidad, de acuerdo al estudio realizado por el Centro de Estudios de la Educación Argentina (CEA) de la Universidad de Belgrano, de cada 10 alumnos que inician sus estudios secundarios, solo 4 lo terminan

Otro punto importante, pero triste, es que cada 8 minutos se cae un estudiante del sistema secundario.

Por su parte, el Observatorio de Deuda Social (ODSA) de la UCA, pudo determinar que 1 de cada 4 jóvenes de entre 18 y 24 años no estudia ni trabaja.

Y finalmente, de acuerdo al reporte del Observatorio “Argentinos por la Educación”, sólo 16 de cada 100 estudiantes llegan al último año de secundaria, con verdadera comprensión en Lenguas y Matemáticas.

Números tristes y preocupantes, que precisamente más que hablar, llaman a trabajar urgente. No se puede esperar. Puede ser que el gobierno nacional tenga otras preocupaciones y hasta prioridades, pero este tema es una prioridad. Y en todo caso, si no existe voluntad y suficiente liderazgo, que sea el congreso el encargado de tomar el tema, demostrando el valor de nuestro sistema democrático. También es una oportunidad. Desde mi lugar, pienso por ejemplo en la posibilidad de un tercer Congreso Pedagógico Nacional que pueda ser la puerta hacia un país que deje atrás las grietas que tarde o temprano paga la sociedad. Pienso y quiero también un país que supere sus problemas debatiendo diferencias, no claudicando en ideales, pero con la dignidad necesaria en su dirigencia para abandonar el fanatismo, hacer autocrítica y eliminar el engaño.

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