Con una marcha del silencio en Rawson finalizaron los actos por el “Día Internacional de la Mujer”

Se transplantaron tres jacarandás para recordar a víctimas de femicidio en Rawson; Hilda Volpi, Andrea Frechero y Fabiana Burgos.

8/3/20- Con el consentimiento de las familias, en predio de avenida Guillermo Rawson y Moreno –frente a vías del ferrocarril-, se transplantaron a las 18 horas tres árboles de jacarandá para recordar a Hilda Volpi, Andrea Frechero y Fabiana Burgos, víctimas de femicidio en Rawson, en lo que fue durante la jornada del “Día Internacional de la Mujer” y organizado por Jacarandá-Resistencia Colectiva Rawson-Castilla, dónde se leyó un escrito del porqué se transplantaban los árboles y explicando los motivos por el cual consideraban que no se festejaba el día de la mujer (se adjunta debajo de la nota).

Los familiares presentes de Hilda, Andrea y Fabiana fueron invitados a transplantar los jacarandás y luego, decidieron marchar en silencio por las calles de la localidad para recordar a las víctimas de femicidio, generar conciencia y darle un cierre a la jornada.

Escrito que se leyó antes de transplantar los árboles en memoria de las víctimas de femicidio en Rawson

El 8 de marzo es reconocido internacionalmente como el Día de la Mujer, y año tras año surgen discusiones sobre si es o no un día de festejo o sobre por qué existe un Día de la Mujer, pero no un Día del Hombre.
Está más que claro que no hay razón para festejos cuando en todo el mundo las mujeres ven cómo se violan sus derechos por leyes y costumbres hechas a medida del hombre. No importa hacia qué país miremos: en todo el mundo existe un sistema patriarcal. Esto lleva a que, a lo largo de la historia, los derechos de la mujer hayan sido relegados, estableciendo una relación de opresión, predominio y poder de los hombres por sobre las mujeres, derivando indefectiblemente en lo que hoy conocemos como “violencia de género” (violencia en razón de nuestro género), en cualquiera de sus variantes (física, emocional, sexual o económica). 
Sin ir más lejos, en nuestro país llevamos, en lo que va del año, 63 femicidios cometidos entre el 1° de enero al 29 de febrero de 2020. 29 mujeres asesinadas en el mes de febrero de 2020. 1 mujer asesinada cada 23 horas. Y en lo que va de este mes, como lo mencionó una legisladora porteña, marzo lleva más femicidios que días. El 66% de los femicidios fueron cometidos por las parejas o ex parejas de las víctimas. 88 niños y niñas perdieron a sus madres como consecuencia de la violencia machista en lo que va del año.
Son solo cifras, números, que a muchos aún les sigue generando desinterés y otros tanto nos aterra.
Cuando nos iniciamos dijimos, ¿Por qué Jacarandá? El Jacarandá es un árbol autóctono de la zona de nuestras localidades, y el color de su flor, el violeta, es el que se popularizó con la lucha del feminismo. Es resistente en el tiempo y se multiplica con solo una semilla de su flor. Así, como nuestra lucha, que es histórica y que atraviesa generaciones.
Es por eso, que hoy, en este acto, decidimos plantar tres Jacarandás, ¿Por qué ese número? Porque si seguimos reduciendo escalas de casos de femicidios, llegamos hasta acá, hasta Rawson, nuestro querido Rawson. Ese que nos dejó 3 grandes heridas. Heridas que no han de ser olvidadas y son uno de los motivos por los cuales hoy, nos encontramos reunidos acá. Esas heridas tienen nombres: Hilda, Andrea y Fabiana. Así, en ese orden.
Cada uno de esos Jacarandás llevaran su nombre simbólicamente, para recordar la lucha, para recordarlas a ellas que fueron víctimas, para recordarnos a nosotros, al pueblo, cada vez que pasemos y los veamos, que no estamos lejos de la realidad. Que también somos víctimas y que ellas son el ejemplo de las consecuencias. Que no exageramos cuando pedimos a gritos BASTA. Que es hora de no callarnos más…
Por todo esto, el 8 de marzo no es un día para festejar. Es un día para reflexionar sobre qué puede hacer cada uno para avanzar hacia a una sociedad justa e igualitaria y luchar para lograrlo (¿estamos haciendo algo para avanzar hacia una sociedad igualitaria?). Esta pregunta es la que hoy nos cabe más que nunca y es la que debe rondar en nuestras mentes de acá en más. Porque si no hacemos algo ese avance es imposible, porque si no hacemos nada nos convertimos en cómplices. Y si nos convertimos en cómplices aun siendo los oprimidos, sólo logramos hacer más fuerte al opresor, y bajo un régimen de opresores no hay felicidad posible. 

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