Carta abierta de Alberto Fernández tras el anuncio de la cuarentena obligatoria que comienza esta medianoche y se extenderá hasta el 31 de marzo inclusive

Carta del presidente Alberto Fernández a los argentinos

Querido pueblo argentino:

El mundo atraviesa una amenaza. Y la Argentina también está en riesgo. La pande-
mia del Coronavirus se expande a gran velocidad en muchos países. Es el proble-
ma de salud más grave que hemos tenido en toda nuestra vida democrática.

Acabo de decretar el aislamiento social, preventivo y obligatorio para toda la población.
Una decisión excepcional en un momento excepcional.
Nuestra máxima responsabilidad es proteger a la sociedad argentina. Por eso,
después de escuchar a los expertos, las fuerzas políticas, a los gobernadores
he decidido:
Restringir la circulación. Cada uno y cada una se quedará en su propia casa. Nadie
tiene que entrar en pánico. Necesitamos serenidad. Pero todos deben asumir la
responsabilidad de cumplir con la obligación de aislarse. Todos podrán proveerse
en los comercios de cercanía de la alimentación, de los medicamentos y de los
artículos de higiene y limpieza. Quienes concurran a esos establecimientos deben
recordar guardar las distancias mínimas.
He decidido adelantar el feriado del 2 de abril, un día tan importante para nuestro
país, al 31 de marzo. Ese día culminará un aislamiento temporario que comenzará
a las 12 de la noche de hoy.
La circulación estará restringida tanto en las rutas nacionales como dentro de las

ciudades de todo el país. Sólo se permitirán traslados por cuestiones excepciona-
les, además de toda la circulación que continuará para garantizar la producción

imprescindible, el abastecimiento, los servicios de salud y todos los servicios
esenciales. Se mantendrá el transporte público de pasajeros sólo para uso de
quienes están exceptuados de cumplir el aislamiento. Se mantendrá el sistema de
cajeros electrónicos y el traslado de caudales.
Desalentaremos que la gente se suba a automóviles y circule por la vía pública. Se
harán verificaciones y constataciones sobre los motivos por los que cualquier
persona o automóvil está transitando. Quien no pueda justificarlo será sancionado.
La evolución de la situación será evaluada por expertos, sociedades científicas y
el gobierno de modo constante. Nos manejamos con la sabiduría de ese dicho
popular que dice: “más vale prevenir que curar”.
Todas las medidas más temprano que tarde.

En los últimos diez días nos hemos anticipado tomando unas 30 medidas y accio-
nes clave para abordar esta crisis, reducir la velocidad de los contagios, para refor-
zar el sistema de salud, atender a los trabajadores, jubilados y grupos más vulne-
rables, proteger a las Pequeñas y Medianas Empresas.

Todas estas medidas también han sido complementadas por disposiciones de

intendentes, gobernadores, empresas privadas, organizaciones sindicales, organi-
zaciones no gubernamentales y voluntariado en general, que apuntan a dos fren-
tes prioritarios: garantizar al máximo posible la salud pública de la población. Y

mitigar los efectos sociales y económicos adversos sobre la producción.

La lucha contra la expansión del Coronavirus tiene en todo el mundo a dos prota-
gonistas: al Estado y a las poblaciones. El compromiso de los ciudadanos y ciuda-
danas es decisivo, ya que está científicamente comprobado que el seguimiento de

las recomendaciones de higiene y aislamiento impactan significativamente en el
crecimiento o no de la cantidad de contagios.
En esta pandemia cuidarnos es aislarnos. Reducir al máximo el contacto social y
la circulación.
Es una lucha contra un enemigo invisible, para salvar vidas.

Si la sociedad fuera indiferente ante esta amenaza, según los científicos la mayo-
ría de los argentinos se contagiaría de coronavirus.

Ante esta crisis no hay lugar para actitudes individualistas, necesitamos mantener

el distanciamiento social evitando salir de nuestras casas. Ninguna medida logra-
rá el impacto que deseamos si no se comprende la necesidad de cumplir las reco-
mendaciones y esta nueva normativa. Ante esta amenaza somos co-responsa-
bles. Nuestro destino depende de cada uno. Y de todos.

Los estoy convocado a todos a extremar su propia responsabilidad. Mi propia respon-
sabilidad es garantizar que el Estado cuide la salud y la vida de los argentinos.

Por eso, las fuerzas de seguridad harán cumplir estrictamente toda la normativa
vigente para proteger a toda la población argentina. Con aquellos que pongan en
riesgo la salud de los argentinos, el Estado será implacable. Haré cumplir la ley
con rigor para salvar vidas. Seremos muy estrictos en asegurar que cuidamos a
nuestra gente.

En Argentina todavía estamos a tiempo de evitar que esta pandemia sea incontro-
lable. Para eso necesitamos el compromiso de todos. El mensaje es claro: menos

traslados, menos contagios. Menos contacto, menos contagio. Cuidémonos entre
todos y todas. Vamos a ser extremadamente responsables.
El aislamiento implicará un cambio enorme en nuestra vida cotidiana. Desafiará
nuestra capacidad de convivencia y permanencia en el hogar. Tenemos un desafío

casos detectados suban en los próximos días. Los expertos ya nos informaron que
subirán. Pero debemos tener presente que las medidas que tomamos hoy tendrán
efectos positivos más adelante. El objetivo es que la pandemia sea gobernable,
que el incremento de los contagios sea compatible con nuestro sistema de salud.

En ciertos momentos, las batallas parecerán difíciles de ganar. Pueden estar segu-
ros que hoy el Estado argentino asume un compromiso: nada podrá debilitar nues-
tra lucha colectiva. Nada.

Esta emergencia sanitaria nos exige a los argentinos reconocernos y valorarnos

como comunidad. Valorar a los enfermeros, los médicos y todo el personal sanita-
rio que ya está abordando la pandemia. Valorar a quienes con su trabajo constru-
yen nuestros hospitales. Valorar a quienes producen alimentos y quienes trabajan

para que haya viandas suficientes para los niños y las familias más necesitadas.
Valorar a los miembros de las fuerzas militares y de seguridad que hacen cumplir
la ley y cooperan con las tareas logísticas. Valorar a las organizaciones gremiales
y empresarias que brindan soporte para incrementar la atención en el sistema de

salud de emergencia. Valorar a los comunicadores sociales y a los emprendedo-
res tecnológicos y científicos que están buscando maneras creativas de hacer

frente a esta situación inesperada.
Valorar a cada uno y a cada una. Cada uno de nosotros depende del otro, del
vecino, del comerciante, de los trabajadores del transporte, de quienes hacen
trabajos domésticos remunerados y no remunerados.
Somos una sola comunidad.

Y vamos a dar esta lucha, vamos a movilizar todas nuestras fuerzas como comu-
nidad argentina. Será una lucha que nos exija esfuerzos, templanza, tolerancia,

solidaridad y cooperación. Y mucha responsabilidad.
Esta será la prueba más exigente que la Argentina haya tenido en lo que va del
siglo. En esta lucha necesitamos producir cambios culturales. Tenemos que
cambiar hábitos. Muchas cosas que disfrutamos, como el mate o el abrazo, las
suspenderemos por un tiempo. Y otras cosas que en realidad sufrimos, quizás

podemos cambiarlas para siempre. Ahora nos ponemos todas las fuerzas socia-
les, religiosas y políticas a trabajar juntos para el mismo lado.

Sólo la unidad permitirá vencer en este momento.

Somos una comunidad. El coronavirus nos ataca a todos, sin distinciones. Res-
ponderemos sin distinciones. Una Argentina unida para enfrentar este desafío.

Responsabilidad, solidaridad y comunidad son las consignas. Esta es la palabra

de comunicación y encuentro.
Esta decisión es fuertemente democrática. Es una democracia que apela a medidas
de excepción en base a su propia legislación para estos casos. Es una democracia
que une a fuerzas políticas, sociales, gremiales, productivas y religiosas. Es una
democracia que une a las autoridades de todas las jurisdicciones. Es la Democracia
que busca reducir el daño en el pueblo y salvar la mayor cantidad de vidas posibles.

Esta decisión no es una vacuna, ni una solución milagrosa. Quizás algunos espe-
ran un milagro del estado de emergencia y que todo se resuelva en un minuto, un

día, una semana, un mes.
Yo no vengo a hacer ninguna promesa imposible ante la emergencia. Nosotros nos
apoyamos en el conocimiento de nuestros científicos, los expertos de todo el mundo,
la Organización Mundial de la Salud, la información que nos brindan todos los países.
Sabemos, como dije, que en las próximas semanas los casos aumentarán. Pero
también sabemos que nuestro objetivo es que el contagio no se dispare de modo
exponencial. Nuestro objetivo es que el daño sea el menor posible. Salvar la mayor
cantidad de vidas. Y movilizaremos toda nuestra energía y nuestras capacidades
para lograrlo.
Esta decisión no reemplaza a nuestra lucha diaria, al Sistema Nacional de Salud, a
las capacidades de las familias para tratar de limitar el contagio.
Será una lucha de meses y estaremos evaluando permanentemente.
En el próximo mes hay mucho en juego respecto de cómo va a evolucionar el
contagio en el país. Es una lucha desigual contra este enemigo invisible.
Hay un desafío logístico inmenso: tenemos que lograr la mayor cantidad de

camas, respiradores, personal médico y paramédico, alimentación, higiene y luga-
res de albergue para tener los instrumentos que nos permitan combatir esta pan-
demia global.

Las vidas y la salud exigen también atender la economía. Por eso, hemos tomado

medidas para apoyar a las empresas más afectadas, para proteger a los trabaja-
dores y a las personas más vulnerables.

Vamos a seguir produciendo. Nadie debe entrar en pánico. Las medidas para
reducir el contagio son compatibles con el mantener nuestro abastecimiento y
nuestra economía.
Además del coronavirus, hay otros enemigos invisibles.
El desánimo social frente a una lucha larga. Puede haber desánimo cuando los

Presidencia 2020 Año del General Manuel Belgrano

del Presidente de todos los argentinos. Me eligieron para ser el primer responsa-
ble, en los momentos buenos y malos, de todos los argentinos.

Nos aislamos por un tiempo para salvar a cada uno, para salvar a nuestros hijos,
a nuestros abuelos. Para salvar a otros.
Quiero confesarles algo. Cuando veo médicos, enfermeros, obreros, trabajadores,
profesionales, personal administrativo haciendo esfuerzos para enfrentar esta

situación, innumerables veces en estos días he sentido muchas ganas de abrazar-
los. No sólo no pude hacerlo, tampoco podré hacerlo pronto. Enfrentemos esto

como una sociedad responsable. Sabemos que nos va a golpear. Trabajemos para
amortiguar y reducir los daños. Si lo logramos, podremos mirarnos a los ojos,
estar orgullosos de nosotros como sociedad y entonces sí, darnos ese abrazo.
Somos la Argentina. Y superaremos este enorme desafío que nos impone la Historia.
Muchas gracias,

Querido pueblo argentino:

El mundo atraviesa una amenaza. Y la Argentina también está en riesgo. La pande-
mia del Coronavirus se expande a gran velocidad en muchos países. Es el proble-
ma de salud más grave que hemos tenido en toda nuestra vida democrática.

Acabo de decretar el aislamiento social, preventivo y obligatorio para toda la población.
Una decisión excepcional en un momento excepcional.
Nuestra máxima responsabilidad es proteger a la sociedad argentina. Por eso,
después de escuchar a los expertos, las fuerzas políticas, a los gobernadores
he decidido:
Restringir la circulación. Cada uno y cada una se quedará en su propia casa. Nadie
tiene que entrar en pánico. Necesitamos serenidad. Pero todos deben asumir la
responsabilidad de cumplir con la obligación de aislarse. Todos podrán proveerse
en los comercios de cercanía de la alimentación, de los medicamentos y de los
artículos de higiene y limpieza. Quienes concurran a esos establecimientos deben
recordar guardar las distancias mínimas.
He decidido adelantar el feriado del 2 de abril, un día tan importante para nuestro
país, al 31 de marzo. Ese día culminará un aislamiento temporario que comenzará
a las 12 de la noche de hoy.
La circulación estará restringida tanto en las rutas nacionales como dentro de las

ciudades de todo el país. Sólo se permitirán traslados por cuestiones excepciona-
les, además de toda la circulación que continuará para garantizar la producción

imprescindible, el abastecimiento, los servicios de salud y todos los servicios
esenciales. Se mantendrá el transporte público de pasajeros sólo para uso de
quienes están exceptuados de cumplir el aislamiento. Se mantendrá el sistema de
cajeros electrónicos y el traslado de caudales.
Desalentaremos que la gente se suba a automóviles y circule por la vía pública. Se
harán verificaciones y constataciones sobre los motivos por los que cualquier
persona o automóvil está transitando. Quien no pueda justificarlo será sancionado.
La evolución de la situación será evaluada por expertos, sociedades científicas y
el gobierno de modo constante. Nos manejamos con la sabiduría de ese dicho
popular que dice: “más vale prevenir que curar”.
Todas las medidas más temprano que tarde.

En los últimos diez días nos hemos anticipado tomando unas 30 medidas y accio-
nes clave para abordar esta crisis, reducir la velocidad de los contagios, para refor-
zar el sistema de salud, atender a los trabajadores, jubilados y grupos más vulne-
rables, proteger a las Pequeñas y Medianas Empresas.

Todas estas medidas también han sido complementadas por disposiciones de

intendentes, gobernadores, empresas privadas, organizaciones sindicales, organi-
zaciones no gubernamentales y voluntariado en general, que apuntan a dos fren-
tes prioritarios: garantizar al máximo posible la salud pública de la población. Y

mitigar los efectos sociales y económicos adversos sobre la producción.

La lucha contra la expansión del Coronavirus tiene en todo el mundo a dos prota-
gonistas: al Estado y a las poblaciones. El compromiso de los ciudadanos y ciuda-
danas es decisivo, ya que está científicamente comprobado que el seguimiento de

las recomendaciones de higiene y aislamiento impactan significativamente en el
crecimiento o no de la cantidad de contagios.
En esta pandemia cuidarnos es aislarnos. Reducir al máximo el contacto social y
la circulación.
Es una lucha contra un enemigo invisible, para salvar vidas.

Si la sociedad fuera indiferente ante esta amenaza, según los científicos la mayo-
ría de los argentinos se contagiaría de coronavirus.

Ante esta crisis no hay lugar para actitudes individualistas, necesitamos mantener

el distanciamiento social evitando salir de nuestras casas. Ninguna medida logra-
rá el impacto que deseamos si no se comprende la necesidad de cumplir las reco-
mendaciones y esta nueva normativa. Ante esta amenaza somos co-responsa-
bles. Nuestro destino depende de cada uno. Y de todos.

Los estoy convocado a todos a extremar su propia responsabilidad. Mi propia respon-
sabilidad es garantizar que el Estado cuide la salud y la vida de los argentinos.

Por eso, las fuerzas de seguridad harán cumplir estrictamente toda la normativa
vigente para proteger a toda la población argentina. Con aquellos que pongan en
riesgo la salud de los argentinos, el Estado será implacable. Haré cumplir la ley
con rigor para salvar vidas. Seremos muy estrictos en asegurar que cuidamos a
nuestra gente.

En Argentina todavía estamos a tiempo de evitar que esta pandemia sea incontro-
lable. Para eso necesitamos el compromiso de todos. El mensaje es claro: menos

traslados, menos contagios. Menos contacto, menos contagio. Cuidémonos entre
todos y todas. Vamos a ser extremadamente responsables.
El aislamiento implicará un cambio enorme en nuestra vida cotidiana. Desafiará
nuestra capacidad de convivencia y permanencia en el hogar. Tenemos un desafío

casos detectados suban en los próximos días. Los expertos ya nos informaron que
subirán. Pero debemos tener presente que las medidas que tomamos hoy tendrán
efectos positivos más adelante. El objetivo es que la pandemia sea gobernable,
que el incremento de los contagios sea compatible con nuestro sistema de salud.

En ciertos momentos, las batallas parecerán difíciles de ganar. Pueden estar segu-
ros que hoy el Estado argentino asume un compromiso: nada podrá debilitar nues-
tra lucha colectiva. Nada.

Esta emergencia sanitaria nos exige a los argentinos reconocernos y valorarnos

como comunidad. Valorar a los enfermeros, los médicos y todo el personal sanita-
rio que ya está abordando la pandemia. Valorar a quienes con su trabajo constru-
yen nuestros hospitales. Valorar a quienes producen alimentos y quienes trabajan

para que haya viandas suficientes para los niños y las familias más necesitadas.
Valorar a los miembros de las fuerzas militares y de seguridad que hacen cumplir
la ley y cooperan con las tareas logísticas. Valorar a las organizaciones gremiales
y empresarias que brindan soporte para incrementar la atención en el sistema de

salud de emergencia. Valorar a los comunicadores sociales y a los emprendedo-
res tecnológicos y científicos que están buscando maneras creativas de hacer

frente a esta situación inesperada.
Valorar a cada uno y a cada una. Cada uno de nosotros depende del otro, del
vecino, del comerciante, de los trabajadores del transporte, de quienes hacen
trabajos domésticos remunerados y no remunerados.
Somos una sola comunidad.

Y vamos a dar esta lucha, vamos a movilizar todas nuestras fuerzas como comu-
nidad argentina. Será una lucha que nos exija esfuerzos, templanza, tolerancia,

solidaridad y cooperación. Y mucha responsabilidad.
Esta será la prueba más exigente que la Argentina haya tenido en lo que va del
siglo. En esta lucha necesitamos producir cambios culturales. Tenemos que
cambiar hábitos. Muchas cosas que disfrutamos, como el mate o el abrazo, las
suspenderemos por un tiempo. Y otras cosas que en realidad sufrimos, quizás

podemos cambiarlas para siempre. Ahora nos ponemos todas las fuerzas socia-
les, religiosas y políticas a trabajar juntos para el mismo lado.

Sólo la unidad permitirá vencer en este momento.

Somos una comunidad. El coronavirus nos ataca a todos, sin distinciones. Res-
ponderemos sin distinciones. Una Argentina unida para enfrentar este desafío.

Responsabilidad, solidaridad y comunidad son las consignas. Esta es la palabra

de comunicación y encuentro.
Esta decisión es fuertemente democrática. Es una democracia que apela a medidas
de excepción en base a su propia legislación para estos casos. Es una democracia
que une a fuerzas políticas, sociales, gremiales, productivas y religiosas. Es una
democracia que une a las autoridades de todas las jurisdicciones. Es la Democracia
que busca reducir el daño en el pueblo y salvar la mayor cantidad de vidas posibles.

Esta decisión no es una vacuna, ni una solución milagrosa. Quizás algunos espe-
ran un milagro del estado de emergencia y que todo se resuelva en un minuto, un

día, una semana, un mes.
Yo no vengo a hacer ninguna promesa imposible ante la emergencia. Nosotros nos
apoyamos en el conocimiento de nuestros científicos, los expertos de todo el mundo,
la Organización Mundial de la Salud, la información que nos brindan todos los países.
Sabemos, como dije, que en las próximas semanas los casos aumentarán. Pero
también sabemos que nuestro objetivo es que el contagio no se dispare de modo
exponencial. Nuestro objetivo es que el daño sea el menor posible. Salvar la mayor
cantidad de vidas. Y movilizaremos toda nuestra energía y nuestras capacidades
para lograrlo.
Esta decisión no reemplaza a nuestra lucha diaria, al Sistema Nacional de Salud, a
las capacidades de las familias para tratar de limitar el contagio.
Será una lucha de meses y estaremos evaluando permanentemente.
En el próximo mes hay mucho en juego respecto de cómo va a evolucionar el
contagio en el país. Es una lucha desigual contra este enemigo invisible.
Hay un desafío logístico inmenso: tenemos que lograr la mayor cantidad de

camas, respiradores, personal médico y paramédico, alimentación, higiene y luga-
res de albergue para tener los instrumentos que nos permitan combatir esta pan-
demia global.

Las vidas y la salud exigen también atender la economía. Por eso, hemos tomado

medidas para apoyar a las empresas más afectadas, para proteger a los trabaja-
dores y a las personas más vulnerables.

Vamos a seguir produciendo. Nadie debe entrar en pánico. Las medidas para
reducir el contagio son compatibles con el mantener nuestro abastecimiento y
nuestra economía.
Además del coronavirus, hay otros enemigos invisibles.
El desánimo social frente a una lucha larga. Puede haber desánimo cuando los

2020 Año del General Manuel Belgrano

del Presidente de todos los argentinos. Me eligieron para ser el primer responsa-
ble, en los momentos buenos y malos, de todos los argentinos.

Nos aislamos por un tiempo para salvar a cada uno, para salvar a nuestros hijos,
a nuestros abuelos. Para salvar a otros.
Quiero confesarles algo. Cuando veo médicos, enfermeros, obreros, trabajadores,
profesionales, personal administrativo haciendo esfuerzos para enfrentar esta

situación, innumerables veces en estos días he sentido muchas ganas de abrazar-
los. No sólo no pude hacerlo, tampoco podré hacerlo pronto. Enfrentemos esto

como una sociedad responsable. Sabemos que nos va a golpear. Trabajemos para
amortiguar y reducir los daños. Si lo logramos, podremos mirarnos a los ojos,
estar orgullosos de nosotros como sociedad y entonces sí, darnos ese abrazo.
Somos la Argentina. Y superaremos este enorme desafío que nos impone la Historia.
Muchas gracias,

Querido pueblo argentino:

El mundo atraviesa una amenaza. Y la Argentina también está en riesgo. La pande-
mia del Coronavirus se expande a gran velocidad en muchos países. Es el proble-
ma de salud más grave que hemos tenido en toda nuestra vida democrática.

Acabo de decretar el aislamiento social, preventivo y obligatorio para toda la población.
Una decisión excepcional en un momento excepcional.
Nuestra máxima responsabilidad es proteger a la sociedad argentina. Por eso,
después de escuchar a los expertos, las fuerzas políticas, a los gobernadores
he decidido:
Restringir la circulación. Cada uno y cada una se quedará en su propia casa. Nadie
tiene que entrar en pánico. Necesitamos serenidad. Pero todos deben asumir la
responsabilidad de cumplir con la obligación de aislarse. Todos podrán proveerse
en los comercios de cercanía de la alimentación, de los medicamentos y de los
artículos de higiene y limpieza. Quienes concurran a esos establecimientos deben
recordar guardar las distancias mínimas.
He decidido adelantar el feriado del 2 de abril, un día tan importante para nuestro
país, al 31 de marzo. Ese día culminará un aislamiento temporario que comenzará
a las 12 de la noche de hoy.
La circulación estará restringida tanto en las rutas nacionales como dentro de las

ciudades de todo el país. Sólo se permitirán traslados por cuestiones excepciona-
les, además de toda la circulación que continuará para garantizar la producción

imprescindible, el abastecimiento, los servicios de salud y todos los servicios
esenciales. Se mantendrá el transporte público de pasajeros sólo para uso de
quienes están exceptuados de cumplir el aislamiento. Se mantendrá el sistema de
cajeros electrónicos y el traslado de caudales.
Desalentaremos que la gente se suba a automóviles y circule por la vía pública. Se
harán verificaciones y constataciones sobre los motivos por los que cualquier
persona o automóvil está transitando. Quien no pueda justificarlo será sancionado.
La evolución de la situación será evaluada por expertos, sociedades científicas y
el gobierno de modo constante. Nos manejamos con la sabiduría de ese dicho
popular que dice: “más vale prevenir que curar”.
Todas las medidas más temprano que tarde.

En los últimos diez días nos hemos anticipado tomando unas 30 medidas y accio-
nes clave para abordar esta crisis, reducir la velocidad de los contagios, para refor-
zar el sistema de salud, atender a los trabajadores, jubilados y grupos más vulne-
rables, proteger a las Pequeñas y Medianas Empresas.

Todas estas medidas también han sido complementadas por disposiciones de

intendentes, gobernadores, empresas privadas, organizaciones sindicales, organi-
zaciones no gubernamentales y voluntariado en general, que apuntan a dos fren-
tes prioritarios: garantizar al máximo posible la salud pública de la población. Y

mitigar los efectos sociales y económicos adversos sobre la producción.

La lucha contra la expansión del Coronavirus tiene en todo el mundo a dos prota-
gonistas: al Estado y a las poblaciones. El compromiso de los ciudadanos y ciuda-
danas es decisivo, ya que está científicamente comprobado que el seguimiento de

las recomendaciones de higiene y aislamiento impactan significativamente en el
crecimiento o no de la cantidad de contagios.
En esta pandemia cuidarnos es aislarnos. Reducir al máximo el contacto social y
la circulación.
Es una lucha contra un enemigo invisible, para salvar vidas.

Si la sociedad fuera indiferente ante esta amenaza, según los científicos la mayo-
ría de los argentinos se contagiaría de coronavirus.

Ante esta crisis no hay lugar para actitudes individualistas, necesitamos mantener

el distanciamiento social evitando salir de nuestras casas. Ninguna medida logra-
rá el impacto que deseamos si no se comprende la necesidad de cumplir las reco-
mendaciones y esta nueva normativa. Ante esta amenaza somos co-responsa-
bles. Nuestro destino depende de cada uno. Y de todos.

Los estoy convocado a todos a extremar su propia responsabilidad. Mi propia respon-
sabilidad es garantizar que el Estado cuide la salud y la vida de los argentinos.

Por eso, las fuerzas de seguridad harán cumplir estrictamente toda la normativa
vigente para proteger a toda la población argentina. Con aquellos que pongan en
riesgo la salud de los argentinos, el Estado será implacable. Haré cumplir la ley
con rigor para salvar vidas. Seremos muy estrictos en asegurar que cuidamos a
nuestra gente.

En Argentina todavía estamos a tiempo de evitar que esta pandemia sea incontro-
lable. Para eso necesitamos el compromiso de todos. El mensaje es claro: menos

traslados, menos contagios. Menos contacto, menos contagio. Cuidémonos entre
todos y todas. Vamos a ser extremadamente responsables.
El aislamiento implicará un cambio enorme en nuestra vida cotidiana. Desafiará
nuestra capacidad de convivencia y permanencia en el hogar. Tenemos un desafío

casos detectados suban en los próximos días. Los expertos ya nos informaron que
subirán. Pero debemos tener presente que las medidas que tomamos hoy tendrán
efectos positivos más adelante. El objetivo es que la pandemia sea gobernable,
que el incremento de los contagios sea compatible con nuestro sistema de salud.

En ciertos momentos, las batallas parecerán difíciles de ganar. Pueden estar segu-
ros que hoy el Estado argentino asume un compromiso: nada podrá debilitar nues-
tra lucha colectiva. Nada.

Esta emergencia sanitaria nos exige a los argentinos reconocernos y valorarnos

como comunidad. Valorar a los enfermeros, los médicos y todo el personal sanita-
rio que ya está abordando la pandemia. Valorar a quienes con su trabajo constru-
yen nuestros hospitales. Valorar a quienes producen alimentos y quienes trabajan

para que haya viandas suficientes para los niños y las familias más necesitadas.
Valorar a los miembros de las fuerzas militares y de seguridad que hacen cumplir
la ley y cooperan con las tareas logísticas. Valorar a las organizaciones gremiales
y empresarias que brindan soporte para incrementar la atención en el sistema de

salud de emergencia. Valorar a los comunicadores sociales y a los emprendedo-
res tecnológicos y científicos que están buscando maneras creativas de hacer

frente a esta situación inesperada.
Valorar a cada uno y a cada una. Cada uno de nosotros depende del otro, del
vecino, del comerciante, de los trabajadores del transporte, de quienes hacen
trabajos domésticos remunerados y no remunerados.
Somos una sola comunidad.

Y vamos a dar esta lucha, vamos a movilizar todas nuestras fuerzas como comu-
nidad argentina. Será una lucha que nos exija esfuerzos, templanza, tolerancia,

solidaridad y cooperación. Y mucha responsabilidad.
Esta será la prueba más exigente que la Argentina haya tenido en lo que va del
siglo. En esta lucha necesitamos producir cambios culturales. Tenemos que
cambiar hábitos. Muchas cosas que disfrutamos, como el mate o el abrazo, las
suspenderemos por un tiempo. Y otras cosas que en realidad sufrimos, quizás

podemos cambiarlas para siempre. Ahora nos ponemos todas las fuerzas socia-
les, religiosas y políticas a trabajar juntos para el mismo lado.

Sólo la unidad permitirá vencer en este momento.

Somos una comunidad. El coronavirus nos ataca a todos, sin distinciones. Res-
ponderemos sin distinciones. Una Argentina unida para enfrentar este desafío.

Responsabilidad, solidaridad y comunidad son las consignas. Esta es la palabra

de comunicación y encuentro.
Esta decisión es fuertemente democrática. Es una democracia que apela a medidas
de excepción en base a su propia legislación para estos casos. Es una democracia
que une a fuerzas políticas, sociales, gremiales, productivas y religiosas. Es una
democracia que une a las autoridades de todas las jurisdicciones. Es la Democracia
que busca reducir el daño en el pueblo y salvar la mayor cantidad de vidas posibles.

Esta decisión no es una vacuna, ni una solución milagrosa. Quizás algunos espe-
ran un milagro del estado de emergencia y que todo se resuelva en un minuto, un

día, una semana, un mes.
Yo no vengo a hacer ninguna promesa imposible ante la emergencia. Nosotros nos
apoyamos en el conocimiento de nuestros científicos, los expertos de todo el mundo,
la Organización Mundial de la Salud, la información que nos brindan todos los países.
Sabemos, como dije, que en las próximas semanas los casos aumentarán. Pero
también sabemos que nuestro objetivo es que el contagio no se dispare de modo
exponencial. Nuestro objetivo es que el daño sea el menor posible. Salvar la mayor
cantidad de vidas. Y movilizaremos toda nuestra energía y nuestras capacidades
para lograrlo.
Esta decisión no reemplaza a nuestra lucha diaria, al Sistema Nacional de Salud, a
las capacidades de las familias para tratar de limitar el contagio.
Será una lucha de meses y estaremos evaluando permanentemente.
En el próximo mes hay mucho en juego respecto de cómo va a evolucionar el
contagio en el país. Es una lucha desigual contra este enemigo invisible.
Hay un desafío logístico inmenso: tenemos que lograr la mayor cantidad de

camas, respiradores, personal médico y paramédico, alimentación, higiene y luga-
res de albergue para tener los instrumentos que nos permitan combatir esta pan-
demia global.

Las vidas y la salud exigen también atender la economía. Por eso, hemos tomado

medidas para apoyar a las empresas más afectadas, para proteger a los trabaja-
dores y a las personas más vulnerables.

Vamos a seguir produciendo. Nadie debe entrar en pánico. Las medidas para
reducir el contagio son compatibles con el mantener nuestro abastecimiento y
nuestra economía.
Además del coronavirus, hay otros enemigos invisibles.
El desánimo social frente a una lucha larga. Puede haber desánimo cuando los
2020 Año del General Manuel Belgrano

del Presidente de todos los argentinos. Me eligieron para ser el primer responsa-
ble, en los momentos buenos y malos, de todos los argentinos.

Nos aislamos por un tiempo para salvar a cada uno, para salvar a nuestros hijos,
a nuestros abuelos. Para salvar a otros.
Quiero confesarles algo. Cuando veo médicos, enfermeros, obreros, trabajadores,
profesionales, personal administrativo haciendo esfuerzos para enfrentar esta

situación, innumerables veces en estos días he sentido muchas ganas de abrazar-
los. No sólo no pude hacerlo, tampoco podré hacerlo pronto. Enfrentemos esto

como una sociedad responsable. Sabemos que nos va a golpear. Trabajemos para
amortiguar y reducir los daños. Si lo logramos, podremos mirarnos a los ojos,
estar orgullosos de nosotros como sociedad y entonces sí, darnos ese abrazo.
Somos la Argentina. Y superaremos este enorme desafío que nos impone la Historia.
Muchas gracias,

Querido pueblo argentino:

El mundo atraviesa una amenaza. Y la Argentina también está en riesgo. La pande-
mia del Coronavirus se expande a gran velocidad en muchos países. Es el proble-
ma de salud más grave que hemos tenido en toda nuestra vida democrática.

Acabo de decretar el aislamiento social, preventivo y obligatorio para toda la población.
Una decisión excepcional en un momento excepcional.
Nuestra máxima responsabilidad es proteger a la sociedad argentina. Por eso,
después de escuchar a los expertos, las fuerzas políticas, a los gobernadores
he decidido:
Restringir la circulación. Cada uno y cada una se quedará en su propia casa. Nadie
tiene que entrar en pánico. Necesitamos serenidad. Pero todos deben asumir la
responsabilidad de cumplir con la obligación de aislarse. Todos podrán proveerse
en los comercios de cercanía de la alimentación, de los medicamentos y de los
artículos de higiene y limpieza. Quienes concurran a esos establecimientos deben
recordar guardar las distancias mínimas.
He decidido adelantar el feriado del 2 de abril, un día tan importante para nuestro
país, al 31 de marzo. Ese día culminará un aislamiento temporario que comenzará
a las 12 de la noche de hoy.
La circulación estará restringida tanto en las rutas nacionales como dentro de las

ciudades de todo el país. Sólo se permitirán traslados por cuestiones excepciona-
les, además de toda la circulación que continuará para garantizar la producción

imprescindible, el abastecimiento, los servicios de salud y todos los servicios
esenciales. Se mantendrá el transporte público de pasajeros sólo para uso de
quienes están exceptuados de cumplir el aislamiento. Se mantendrá el sistema de
cajeros electrónicos y el traslado de caudales.
Desalentaremos que la gente se suba a automóviles y circule por la vía pública. Se
harán verificaciones y constataciones sobre los motivos por los que cualquier
persona o automóvil está transitando. Quien no pueda justificarlo será sancionado.
La evolución de la situación será evaluada por expertos, sociedades científicas y
el gobierno de modo constante. Nos manejamos con la sabiduría de ese dicho
popular que dice: “más vale prevenir que curar”.
Todas las medidas más temprano que tarde.

En los últimos diez días nos hemos anticipado tomando unas 30 medidas y accio-
nes clave para abordar esta crisis, reducir la velocidad de los contagios, para refor-
zar el sistema de salud, atender a los trabajadores, jubilados y grupos más vulne-
rables, proteger a las Pequeñas y Medianas Empresas.

Todas estas medidas también han sido complementadas por disposiciones de

intendentes, gobernadores, empresas privadas, organizaciones sindicales, organi-
zaciones no gubernamentales y voluntariado en general, que apuntan a dos fren-
tes prioritarios: garantizar al máximo posible la salud pública de la población. Y

mitigar los efectos sociales y económicos adversos sobre la producción.

La lucha contra la expansión del Coronavirus tiene en todo el mundo a dos prota-
gonistas: al Estado y a las poblaciones. El compromiso de los ciudadanos y ciuda-
danas es decisivo, ya que está científicamente comprobado que el seguimiento de

las recomendaciones de higiene y aislamiento impactan significativamente en el
crecimiento o no de la cantidad de contagios.
En esta pandemia cuidarnos es aislarnos. Reducir al máximo el contacto social y
la circulación.
Es una lucha contra un enemigo invisible, para salvar vidas.

Si la sociedad fuera indiferente ante esta amenaza, según los científicos la mayo-
ría de los argentinos se contagiaría de coronavirus.

Ante esta crisis no hay lugar para actitudes individualistas, necesitamos mantener

el distanciamiento social evitando salir de nuestras casas. Ninguna medida logra-
rá el impacto que deseamos si no se comprende la necesidad de cumplir las reco-
mendaciones y esta nueva normativa. Ante esta amenaza somos co-responsa-
bles. Nuestro destino depende de cada uno. Y de todos.

Los estoy convocado a todos a extremar su propia responsabilidad. Mi propia respon-
sabilidad es garantizar que el Estado cuide la salud y la vida de los argentinos.

Por eso, las fuerzas de seguridad harán cumplir estrictamente toda la normativa
vigente para proteger a toda la población argentina. Con aquellos que pongan en
riesgo la salud de los argentinos, el Estado será implacable. Haré cumplir la ley
con rigor para salvar vidas. Seremos muy estrictos en asegurar que cuidamos a
nuestra gente.

En Argentina todavía estamos a tiempo de evitar que esta pandemia sea incontro-
lable. Para eso necesitamos el compromiso de todos. El mensaje es claro: menos

traslados, menos contagios. Menos contacto, menos contagio. Cuidémonos entre
todos y todas. Vamos a ser extremadamente responsables.
El aislamiento implicará un cambio enorme en nuestra vida cotidiana. Desafiará
nuestra capacidad de convivencia y permanencia en el hogar. Tenemos un desafío

casos detectados suban en los próximos días. Los expertos ya nos informaron que
subirán. Pero debemos tener presente que las medidas que tomamos hoy tendrán
efectos positivos más adelante. El objetivo es que la pandemia sea gobernable,
que el incremento de los contagios sea compatible con nuestro sistema de salud.

En ciertos momentos, las batallas parecerán difíciles de ganar. Pueden estar segu-
ros que hoy el Estado argentino asume un compromiso: nada podrá debilitar nues-
tra lucha colectiva. Nada.

Esta emergencia sanitaria nos exige a los argentinos reconocernos y valorarnos

como comunidad. Valorar a los enfermeros, los médicos y todo el personal sanita-
rio que ya está abordando la pandemia. Valorar a quienes con su trabajo constru-
yen nuestros hospitales. Valorar a quienes producen alimentos y quienes trabajan

para que haya viandas suficientes para los niños y las familias más necesitadas.
Valorar a los miembros de las fuerzas militares y de seguridad que hacen cumplir
la ley y cooperan con las tareas logísticas. Valorar a las organizaciones gremiales
y empresarias que brindan soporte para incrementar la atención en el sistema de

salud de emergencia. Valorar a los comunicadores sociales y a los emprendedo-
res tecnológicos y científicos que están buscando maneras creativas de hacer

frente a esta situación inesperada.
Valorar a cada uno y a cada una. Cada uno de nosotros depende del otro, del
vecino, del comerciante, de los trabajadores del transporte, de quienes hacen
trabajos domésticos remunerados y no remunerados.
Somos una sola comunidad.

Y vamos a dar esta lucha, vamos a movilizar todas nuestras fuerzas como comu-
nidad argentina. Será una lucha que nos exija esfuerzos, templanza, tolerancia,

solidaridad y cooperación. Y mucha responsabilidad.
Esta será la prueba más exigente que la Argentina haya tenido en lo que va del
siglo. En esta lucha necesitamos producir cambios culturales. Tenemos que
cambiar hábitos. Muchas cosas que disfrutamos, como el mate o el abrazo, las
suspenderemos por un tiempo. Y otras cosas que en realidad sufrimos, quizás

podemos cambiarlas para siempre. Ahora nos ponemos todas las fuerzas socia-
les, religiosas y políticas a trabajar juntos para el mismo lado.

Sólo la unidad permitirá vencer en este momento.

Somos una comunidad. El coronavirus nos ataca a todos, sin distinciones. Res-
ponderemos sin distinciones. Una Argentina unida para enfrentar este desafío.

Responsabilidad, solidaridad y comunidad son las consignas. Esta es la palabra

de comunicación y encuentro.
Esta decisión es fuertemente democrática. Es una democracia que apela a medidas
de excepción en base a su propia legislación para estos casos. Es una democracia
que une a fuerzas políticas, sociales, gremiales, productivas y religiosas. Es una
democracia que une a las autoridades de todas las jurisdicciones. Es la Democracia
que busca reducir el daño en el pueblo y salvar la mayor cantidad de vidas posibles.

Esta decisión no es una vacuna, ni una solución milagrosa. Quizás algunos espe-
ran un milagro del estado de emergencia y que todo se resuelva en un minuto, un

día, una semana, un mes.
Yo no vengo a hacer ninguna promesa imposible ante la emergencia. Nosotros nos
apoyamos en el conocimiento de nuestros científicos, los expertos de todo el mundo,
la Organización Mundial de la Salud, la información que nos brindan todos los países.
Sabemos, como dije, que en las próximas semanas los casos aumentarán. Pero
también sabemos que nuestro objetivo es que el contagio no se dispare de modo
exponencial. Nuestro objetivo es que el daño sea el menor posible. Salvar la mayor
cantidad de vidas. Y movilizaremos toda nuestra energía y nuestras capacidades
para lograrlo.
Esta decisión no reemplaza a nuestra lucha diaria, al Sistema Nacional de Salud, a
las capacidades de las familias para tratar de limitar el contagio.
Será una lucha de meses y estaremos evaluando permanentemente.
En el próximo mes hay mucho en juego respecto de cómo va a evolucionar el
contagio en el país. Es una lucha desigual contra este enemigo invisible.
Hay un desafío logístico inmenso: tenemos que lograr la mayor cantidad de

camas, respiradores, personal médico y paramédico, alimentación, higiene y luga-
res de albergue para tener los instrumentos que nos permitan combatir esta pan-
demia global.

Las vidas y la salud exigen también atender la economía. Por eso, hemos tomado

medidas para apoyar a las empresas más afectadas, para proteger a los trabaja-
dores y a las personas más vulnerables.

Vamos a seguir produciendo. Nadie debe entrar en pánico. Las medidas para
reducir el contagio son compatibles con el mantener nuestro abastecimiento y
nuestra economía.
Además del coronavirus, hay otros enemigos invisibles.
El desánimo social frente a una lucha larga. Puede haber desánimo cuando los

2020 Año del General Manuel Belgrano

del Presidente de todos los argentinos. Me eligieron para ser el primer responsa-
ble, en los momentos buenos y malos, de todos los argentinos.

Nos aislamos por un tiempo para salvar a cada uno, para salvar a nuestros hijos,
a nuestros abuelos. Para salvar a otros.
Quiero confesarles algo. Cuando veo médicos, enfermeros, obreros, trabajadores,
profesionales, personal administrativo haciendo esfuerzos para enfrentar esta

situación, innumerables veces en estos días he sentido muchas ganas de abrazar-
los. No sólo no pude hacerlo, tampoco podré hacerlo pronto. Enfrentemos esto

como una sociedad responsable. Sabemos que nos va a golpear. Trabajemos para
amortiguar y reducir los daños. Si lo logramos, podremos mirarnos a los ojos,
estar orgullosos de nosotros como sociedad y entonces sí, darnos ese abrazo.
Somos la Argentina. Y superaremos este enorme desafío que nos impone la Historia.
Muchas gracias,

Querido pueblo argentino:

El mundo atraviesa una amenaza. Y la Argentina también está en riesgo. La pande-
mia del Coronavirus se expande a gran velocidad en muchos países. Es el proble-
ma de salud más grave que hemos tenido en toda nuestra vida democrática.

Acabo de decretar el aislamiento social, preventivo y obligatorio para toda la población.
Una decisión excepcional en un momento excepcional.
Nuestra máxima responsabilidad es proteger a la sociedad argentina. Por eso,
después de escuchar a los expertos, las fuerzas políticas, a los gobernadores
he decidido:
Restringir la circulación. Cada uno y cada una se quedará en su propia casa. Nadie
tiene que entrar en pánico. Necesitamos serenidad. Pero todos deben asumir la
responsabilidad de cumplir con la obligación de aislarse. Todos podrán proveerse
en los comercios de cercanía de la alimentación, de los medicamentos y de los
artículos de higiene y limpieza. Quienes concurran a esos establecimientos deben
recordar guardar las distancias mínimas.
He decidido adelantar el feriado del 2 de abril, un día tan importante para nuestro
país, al 31 de marzo. Ese día culminará un aislamiento temporario que comenzará
a las 12 de la noche de hoy.
La circulación estará restringida tanto en las rutas nacionales como dentro de las

ciudades de todo el país. Sólo se permitirán traslados por cuestiones excepciona-
les, además de toda la circulación que continuará para garantizar la producción

imprescindible, el abastecimiento, los servicios de salud y todos los servicios
esenciales. Se mantendrá el transporte público de pasajeros sólo para uso de
quienes están exceptuados de cumplir el aislamiento. Se mantendrá el sistema de
cajeros electrónicos y el traslado de caudales.
Desalentaremos que la gente se suba a automóviles y circule por la vía pública. Se
harán verificaciones y constataciones sobre los motivos por los que cualquier
persona o automóvil está transitando. Quien no pueda justificarlo será sancionado.
La evolución de la situación será evaluada por expertos, sociedades científicas y
el gobierno de modo constante. Nos manejamos con la sabiduría de ese dicho
popular que dice: “más vale prevenir que curar”.
Todas las medidas más temprano que tarde.

En los últimos diez días nos hemos anticipado tomando unas 30 medidas y accio-
nes clave para abordar esta crisis, reducir la velocidad de los contagios, para refor-
zar el sistema de salud, atender a los trabajadores, jubilados y grupos más vulne-
rables, proteger a las Pequeñas y Medianas Empresas.

Todas estas medidas también han sido complementadas por disposiciones de

intendentes, gobernadores, empresas privadas, organizaciones sindicales, organi-
zaciones no gubernamentales y voluntariado en general, que apuntan a dos fren-
tes prioritarios: garantizar al máximo posible la salud pública de la población. Y

mitigar los efectos sociales y económicos adversos sobre la producción.

La lucha contra la expansión del Coronavirus tiene en todo el mundo a dos prota-
gonistas: al Estado y a las poblaciones. El compromiso de los ciudadanos y ciuda-
danas es decisivo, ya que está científicamente comprobado que el seguimiento de

las recomendaciones de higiene y aislamiento impactan significativamente en el
crecimiento o no de la cantidad de contagios.
En esta pandemia cuidarnos es aislarnos. Reducir al máximo el contacto social y
la circulación.
Es una lucha contra un enemigo invisible, para salvar vidas.

Si la sociedad fuera indiferente ante esta amenaza, según los científicos la mayo-
ría de los argentinos se contagiaría de coronavirus.

Ante esta crisis no hay lugar para actitudes individualistas, necesitamos mantener

el distanciamiento social evitando salir de nuestras casas. Ninguna medida logra-
rá el impacto que deseamos si no se comprende la necesidad de cumplir las reco-
mendaciones y esta nueva normativa. Ante esta amenaza somos co-responsa-
bles. Nuestro destino depende de cada uno. Y de todos.

Los estoy convocado a todos a extremar su propia responsabilidad. Mi propia respon-
sabilidad es garantizar que el Estado cuide la salud y la vida de los argentinos.

Por eso, las fuerzas de seguridad harán cumplir estrictamente toda la normativa
vigente para proteger a toda la población argentina. Con aquellos que pongan en
riesgo la salud de los argentinos, el Estado será implacable. Haré cumplir la ley
con rigor para salvar vidas. Seremos muy estrictos en asegurar que cuidamos a
nuestra gente.

En Argentina todavía estamos a tiempo de evitar que esta pandemia sea incontro-
lable. Para eso necesitamos el compromiso de todos. El mensaje es claro: menos

traslados, menos contagios. Menos contacto, menos contagio. Cuidémonos entre
todos y todas. Vamos a ser extremadamente responsables.
El aislamiento implicará un cambio enorme en nuestra vida cotidiana. Desafiará
nuestra capacidad de convivencia y permanencia en el hogar. Tenemos un desafío

casos detectados suban en los próximos días. Los expertos ya nos informaron que
subirán. Pero debemos tener presente que las medidas que tomamos hoy tendrán
efectos positivos más adelante. El objetivo es que la pandemia sea gobernable,
que el incremento de los contagios sea compatible con nuestro sistema de salud.

En ciertos momentos, las batallas parecerán difíciles de ganar. Pueden estar segu-
ros que hoy el Estado argentino asume un compromiso: nada podrá debilitar nues-
tra lucha colectiva. Nada.

Esta emergencia sanitaria nos exige a los argentinos reconocernos y valorarnos

como comunidad. Valorar a los enfermeros, los médicos y todo el personal sanita-
rio que ya está abordando la pandemia. Valorar a quienes con su trabajo constru-
yen nuestros hospitales. Valorar a quienes producen alimentos y quienes trabajan

para que haya viandas suficientes para los niños y las familias más necesitadas.
Valorar a los miembros de las fuerzas militares y de seguridad que hacen cumplir
la ley y cooperan con las tareas logísticas. Valorar a las organizaciones gremiales
y empresarias que brindan soporte para incrementar la atención en el sistema de

salud de emergencia. Valorar a los comunicadores sociales y a los emprendedo-
res tecnológicos y científicos que están buscando maneras creativas de hacer

frente a esta situación inesperada.
Valorar a cada uno y a cada una. Cada uno de nosotros depende del otro, del
vecino, del comerciante, de los trabajadores del transporte, de quienes hacen
trabajos domésticos remunerados y no remunerados.
Somos una sola comunidad.

Y vamos a dar esta lucha, vamos a movilizar todas nuestras fuerzas como comu-
nidad argentina. Será una lucha que nos exija esfuerzos, templanza, tolerancia,

solidaridad y cooperación. Y mucha responsabilidad.
Esta será la prueba más exigente que la Argentina haya tenido en lo que va del
siglo. En esta lucha necesitamos producir cambios culturales. Tenemos que
cambiar hábitos. Muchas cosas que disfrutamos, como el mate o el abrazo, las
suspenderemos por un tiempo. Y otras cosas que en realidad sufrimos, quizás

podemos cambiarlas para siempre. Ahora nos ponemos todas las fuerzas socia-
les, religiosas y políticas a trabajar juntos para el mismo lado.

Sólo la unidad permitirá vencer en este momento.

Somos una comunidad. El coronavirus nos ataca a todos, sin distinciones. Res-
ponderemos sin distinciones. Una Argentina unida para enfrentar este desafío.

Responsabilidad, solidaridad y comunidad son las consignas. Esta es la palabra

de comunicación y encuentro.
Esta decisión es fuertemente democrática. Es una democracia que apela a medidas
de excepción en base a su propia legislación para estos casos. Es una democracia
que une a fuerzas políticas, sociales, gremiales, productivas y religiosas. Es una
democracia que une a las autoridades de todas las jurisdicciones. Es la Democracia
que busca reducir el daño en el pueblo y salvar la mayor cantidad de vidas posibles.

Esta decisión no es una vacuna, ni una solución milagrosa. Quizás algunos espe-
ran un milagro del estado de emergencia y que todo se resuelva en un minuto, un

día, una semana, un mes.
Yo no vengo a hacer ninguna promesa imposible ante la emergencia. Nosotros nos
apoyamos en el conocimiento de nuestros científicos, los expertos de todo el mundo,
la Organización Mundial de la Salud, la información que nos brindan todos los países.
Sabemos, como dije, que en las próximas semanas los casos aumentarán. Pero
también sabemos que nuestro objetivo es que el contagio no se dispare de modo
exponencial. Nuestro objetivo es que el daño sea el menor posible. Salvar la mayor
cantidad de vidas. Y movilizaremos toda nuestra energía y nuestras capacidades
para lograrlo.
Esta decisión no reemplaza a nuestra lucha diaria, al Sistema Nacional de Salud, a
las capacidades de las familias para tratar de limitar el contagio.
Será una lucha de meses y estaremos evaluando permanentemente.
En el próximo mes hay mucho en juego respecto de cómo va a evolucionar el
contagio en el país. Es una lucha desigual contra este enemigo invisible.
Hay un desafío logístico inmenso: tenemos que lograr la mayor cantidad de

camas, respiradores, personal médico y paramédico, alimentación, higiene y luga-
res de albergue para tener los instrumentos que nos permitan combatir esta pan-
demia global.

Las vidas y la salud exigen también atender la economía. Por eso, hemos tomado

medidas para apoyar a las empresas más afectadas, para proteger a los trabaja-
dores y a las personas más vulnerables.

Vamos a seguir produciendo. Nadie debe entrar en pánico. Las medidas para
reducir el contagio son compatibles con el mantener nuestro abastecimiento y
nuestra economía.
Además del coronavirus, hay otros enemigos invisibles.
El desánimo social frente a una lucha larga. Puede haber desánimo cuando los

2020 Año del General Manuel Belgrano

del Presidente de todos los argentinos. Me eligieron para ser el primer responsa-
ble, en los momentos buenos y malos, de todos los argentinos.

Nos aislamos por un tiempo para salvar a cada uno, para salvar a nuestros hijos,
a nuestros abuelos. Para salvar a otros.
Quiero confesarles algo. Cuando veo médicos, enfermeros, obreros, trabajadores,
profesionales, personal administrativo haciendo esfuerzos para enfrentar esta

situación, innumerables veces en estos días he sentido muchas ganas de abrazar-
los. No sólo no pude hacerlo, tampoco podré hacerlo pronto. Enfrentemos esto

como una sociedad responsable. Sabemos que nos va a golpear. Trabajemos para
amortiguar y reducir los daños. Si lo logramos, podremos mirarnos a los ojos,
estar orgullosos de nosotros como sociedad y entonces sí, darnos ese abrazo.
Somos la Argentina. Y superaremos este enorme desafío que nos impone la Historia.
Muchas gracias,

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