Archivo Documental Histórico Rawson – Sección Rawson Chico: Narración de Jesús Luis Roldán

Entronización de la Virgen de Luján: 10 de marzo de 1962

5/3/23- Era un espléndido día, parecía una tardecita primaveral de aquellas que no se olvidan, como si Dios y la Virgen lo hubieran elegido. Estábamos sobre la ruta 42, camino de tierra. A la derecha, el paso a nivel de las vías del ferrocarril, más conocido como “el de Salvo”.  A la izquierda una de las espléndidas avenidas de casuarinas que conducen a la estancia “El Ranchito”, del Sr Félix Salvo.  De pronto a lo lejos se observó la desdibujada silueta de la carreta y se oyó el tintinar de las campanitas, colgadas en los seis bueyes mansos, que la tiraban. Alrededor, los gritos de los teros y de algún chajá, más los ladridos de los perros que acompañaban la carreta. El picanero   con la larga caña tacuara, aguijea los bueyes de vez en cuando, para dar paso a algún auto.

¡Qué emoción!!!!

Ya la carreta está a nuestra vista.  A la vera del camino y en todas las estaciones pertenecientes al Ferrocarril San Martín, se procedió a hacer lo mismo. Mozas bailarinas, vestidas a la usanza gaucha, mozo guitarrero del Círculo Criollo Martín Fierro de Jaureguy, quien ejecutaba música alusiva a la Virgen, viejos paisanos a caballo, criollos todos, algunos de Rawson Chico, en pos de la caravana para rendirle honores a la Virgen de Luján.

¡Cuánta emoción!!!!

Cerré los ojos por unos instantes y recordé los primeros pobladores de antaño que pisaron estas tierras. Familia Melo Romano Cano, mis bisabuelos Melo – Astrada. Sus medios de locomoción eran el caballo, carretas, diligencias, carros, sulkis, volantas.

Por Dios!!!!  ¡Qué sacrificio por aquellos años!!!!

La carreta siguió su paso lento y cansino. Cruzó el paso a nivel y llegó al establecimiento de Nicolás Fagan. Cuenta su hijo Roger que debieron desatar los bueyes y pasar de a uno porque la puerta era angosta y los cuernos muy anchos. En el eje de la carreta traían una olla de hierro de 200 litros que les habían obsequiado en Rivas, en la cual hicieron un guiso para todos los acompañantes. Y no faltó la guitarreada. Luego las damas durmieron en casa de la familia Vitali.

 Firma ; Lic. Elba Ortigoza, Documentalista y Archivista.

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